Cuando se piensa en acometer una reforma en el hogar, tratándose de nuestra vivienda habitual, surgen multitud de inquietudes, entre las que destacan las relacionadas con tiempos y posibles incomodidades que se pueden producir. Si partimos de la base de que hacer obras en nuestra vivienda va a suponer alterar de un modo u otro nuestro día a día hay una serie de cuestiones que hay que tener muy en cuenta.
Sin saber lo que quieres hacer, la reforma puede ser un fiasco. Parece algo obvio, pero sólo con una vaga idea, mucha gente ya empieza a comprar las pinturas y otros materiales, sin haber definido qué habitaciones del inmueble serán reformadas. Por eso, antes que nada, es importante que se reflexione con calma sobre lo que se hará, investigando referencias y poniendo en el papel los objetivos del proyecto.
Es importante, por lo tanto, decidir cuestiones como: si el piso será frío o caliente, si será de madera o cerámica o si, con la reforma de la cocina, se hará una reformulación de la estructura eléctrica para soportar un mayor gasto de energía. Todas estas cuestiones, planteadas desde el inicio, nos permitirán una mayor comodidad durante la reforma y un mayor control de los costes.