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09/06/2017Uno de los servicios más demandados cuando se dispone de una casa individual y se tiene una pequeña parcela de terreno es, sin lugar a dudas, la construcción de una piscina. Normalmente se empieza por pequeñas piscinas prefabricadas pero, a corto y medio plazo, se opta por construir una piscina que haga las delicias de toda la familia en los cálidos días de verano. En especial de los más pequeños de la casa. Y construir piscinas de obra no es un trabajo fácil para quien no tiene experiencia.
Pero antes de dar el primer paso debemos plantearnos las necesidades de nuestra piscina: dimensiones, acabados, maquinaria necesaria y un largo etcétera. En estos casos lo mejor es ponerse en manos de un profesional, pero os dejamos algunos consejos para que podáis ir pensando en vuestra nueva diversión veraniega.
Permisos legales para construir piscinas de obra
Antes de empezar con las obras va a ser necesario solicitar los permisos correspondientes tanto para poder disponer de un equipamiento como una piscina como para iniciar las pertinentes obras. En general la legislación española es la más permisiva dentro de la Unión Europea respecto a la construcción y disposición de piscinas. Por lo tanto, simplemente va a ser necesario solicitar los permisos municipales al ayuntamiento correspondiente. Los requerimientos básicos varían dependiendo de cada Municipio pero todos contemplan que el terreno sea legalmente edificable y que las distancias desde la piscina al vial y al linde vecinal sean las adecuadas a la ley. En materia de desagües a la red municipal de aguas residuales ha de estar normalizada y en materia de instalación eléctrica ha de cumplir el Reglamento de Baja Tensión correspondiente.
La orientación de la piscina
Una vez decidida la ubicación de la piscina es importante decidir la orientación. Es posible que esta orientación se encuentre supeditada a las dimensiones del espacio, pero si tienes libertad lo ideal es que se oriente hacia el sur o hacia el oeste. Del mismo modo es importante ubicarla en el lugar que tenga la mayor irradiación sola a lo largo del año.
La profundidad de nuestra piscina
La profundidad es otra de las variables a estudiar antes de acometer las obras. Hoy por hoy, para una piscina privada, las profundidades no suelen sobrepasar los 1,5 o 2 metros. Esta profundidad es ideal para conjugar el disfrute y la economía. Por un lado se trata de una profundidad más que suficiente para poder nadar y chapotear con comodidad. Por otro lado, al tratarse de una piscina con menos «vaso» el ahorro en consumo de agua, electricidad y productos químicos es muy inferior.
¿Y el terreno de ubicación de la piscina?
Respecto al terreno donde vamos a ubicar nuestra piscina es necesario destacar que ha de ser, por supuesto, un terreno asentado. Se entiende por terreno asentado aquel terreno que no va a sufrir corrimientos ni movimientos. Si se han realizado trabajos de compactación se entiende que ese terreno ha quedado asentado después de transcurridos, al menos, 6 años. Si no tenemos un especial cuidado en este punto es muy habitual que aparezcan grietas y fugas en nuestra piscina que harán que lo que en principio iba a ser un elemento de disfrute se convierta en un verdadera quebradero de cabeza.
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